En Estados Unidos se lo conoce como “Super Tuesday” (Super Martes) y lejos de referirse a un día de grandes promociones de compra, encuentros deportivos o festejos, esta fecha implica una intensa jornada cívica. Su importancia se debe a que tanto republicanos como demócratas deciden sobre una gran cantidad de delegados a nivel nacional, que tendrán la responsabilidad de nominar al candidato o candidata presidencial de su partido, en vistas a las elecciones de noviembre.
Durante la larga jornada de elecciones primarias en Estados Unidos, el condado de Los Ángeles, California, implementó un sistema de votación con pantallas táctiles que sobresalió por su eficiencia, en comparación con otras partes del país que sufrieron largas horas de espera.
El martes 3 de marzo se convierte así en la mayor jornada de votación, en la que 14 estados y decenas de millones de estadounidenses habilitados expresan su voluntad. Desde el pequeño Estado de Maine en el noreste, con aproximadamente 1 millón de habitantes, hasta California, de tendencia progresista y el más poblado del país, con más de 39 millones de ciudadanos.
Estas cifras puestas en práctica pueden resultar caóticas. Durante el “Super Tuesday” muchos votantes se vieron obligados a esperar en la fila por hasta seis horas debido a que las mesas electorales con poco personal y mal equipadas se inundaron con votantes, particularmente en los Estados con más afluencia, como Texas y California.
El caso de Los Ángeles y sus alrededores, con más de 10 millones de habitantes, en donde también se celebraron elecciones a cargos estatales, locales, así como consultas sobre propuestas ciudadanas, brilló por su buen desempeño. Allí se implementó un sistema que había comenzado a probarse desde 2009 y que utilizó la tecnología de KnowInk para registrar votantes y Smartmatic, que fabricó las máquinas que marcaban el voto en boletas de papel.
El nuevo sistema puede ser utilizado desde cualquier centro de votación. Asimismo, la Boleta de Muestra Interactiva agiliza el proceso porque permite a los votantes preseleccionar sus preferencias en sus teléfonos móviles para luego llevarla a un centro, en donde se procesa y se genera una boleta de papel física, que es lo que se cuenta a la hora de sumar los votos. No es menor que dicho sistema debió atravesar previamente un procedimiento de certificación estricto que avala su seguridad.
Por lo pronto, el visto bueno fue dado por los propios usuarios. Una encuesta realizada por la Universidad Loyola Marymount dejó trascender que más de 90% de los votantes calificó su experiencia como excelente o buena, y 81% opinó que votar con este sistema es más fácil que con el anterior. Asimismo, 8 de cada 10 encuestados dijo haber permanecido 10 minutos o menos en la fila de votación, lo que genera un gran contraste con las experiencias de otras ciudades, en donde los votantes debieron mantener la fila durante toda la noche por su derecho a elegir.