Según una nota publicada por el portal El Veedor Digital, Jesús Delgado Valery, Director de Desarrollo Institucional de Transparencia Electoral, precisó detalles sobre lo que falló en Iowa del sistema electrónico electoral.

Raconto de lo que falló en Iowa

En el caso de Iowa, los simpatizantes y afiliados al partido demócrata votaban para la selección de delegados, para lo que se aplica una fórmula proporcional de acuerdo a los votos que recibe cada candidato. Este tipo de prácticas electorales combina mecanismos antiguos de selección con una descentralización tan profunda entre condados y Estados que hace imposible la estandarización de los instrumentos de selección de candidatos a nivel nacional, lo que a su vez los hace muy difíciles de auditar.

La dirigencia del partido demócrata a nivel nacional tiene un nivel de injerencia en los procesos de los partidos estatales, pero finalmente son estos últimos los que deciden cómo dirimen sus diferencias en la selección de candidatos, y qué mecanismos usan para tal fin. Sin embargo, y principalmente desde la llegada de Trump al poder, en las pasadas elecciones presidenciales del año 2016, hay un consenso prácticamente unánime a nivel nacional de que existe un cierto atraso en materia de tecnología en el partido demócrata, y que se evidencia en distintos aspectos, desde la incorporación de voluntarios, pasando por herramientas de marketing digital para la campaña, hasta el uso de soluciones tecnológicas que mejoren el desempeño de los equipos de los candidatos.

Es por ello que la para estas primarias del año 2020 el partido demócrata buscó incorporar, en varios Estados Americanos, innovaciones tecnológicas en cuanto al sistema de votación que promovieron y facilitaron la participación de sus simpatizantes.

La incorporación de tecnología

La incorporación de tecnología en los procesos electorales es hoy día la vedette de dichos procesos, que muestra hacia fuera garantías de facilidad, optimización y modernización, entre otras cosas. Pero al mismo tiempo, la incorporación de variables tecnológicas en los procesos electorales de votación implican grandes desafíos que no tienen que ver sólo con el aspecto logístico u operativo, sino que involucra temas tan sensibles como el manejo de datos personales de los empadronados (incluyendo en algunos casos datos biométricos), ya sea para unas elecciones partidarias o unas elecciones para cargos de elección popular.

En este sentido, esta relativa nueva temática, ha abierto mercados y es por ello que existen empresas que se dedican pura y exclusivamente al desarrollo de soluciones tecnológicas que faciliten el proceso electoral en todas sus fases. Sin embargo, el partido demócrata en Iowa no tuvo en cuenta estas consideraciones que mostraron una clara desorganización que finalmente terminó con una deplorable performance electoral, en la que los distintos actores se acusan unos a otros, minando aún más la credibilidad de los resultados.

El proceso de implementación de tecnología en alguna fase del ciclo electoral debe hacerse con suficiente antelación para someter a las soluciones a distintas pruebas de «estrés», de modo que puedan anticiparse a cualquier desperfecto.

Es oportuno también hablar de la experiencia de Argentina en las últimas elecciones de octubre, ya que al igual que el caucus de Iowa, la tecnología se implementó en la transmisión de datos y la totalización. Además, hablamos de un número de electores totalmente diferente, en Iowa votaron alrededor de 200 mil personas, mientras que en este Estado sudamericano, aproximadamente hubo 27 millones de electores. Es decir, en ambas elecciones se utilizó tecnología para la transmisión de los resultados y la totalización; pero el inicio, el proceso y el desenlace fue totalmente diferente.

En primer lugar, en Argentina se realizó un concurso público para seleccionar la mejor oferta internacional. Luego se dio un proceso de meses para la implementación del sistema, en el que se capacitó al Correo Argentino -encargado para llevar tales proyectos en dicho país- para el uso del software de transmisión de telegramas, se realizaron varios simulacros y pruebas de estrés del sistema en los que participaron los organismos electorales, los partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil y periodistas, e incluso el proceso fue acompañado por la justicia a través de “veedores judiciales”. Resultado: A tres horas del cierre de mesa, se habían cargado casi el 70% de los resultados.

En el caso de Iowa, una empresa llamada Shadow, una start up sin experiencia, seleccionada sin ningún concurso a solo dos meses del Caucus, fue la responsable del fracaso en la transmisión de los resultados.

El propio NYT, e incluso gigantes tecnológicos como Google, advirtieron que sería imposible en tan poco tiempo poner en funcionamiento y probar una app de estas características. De hecho, se trabajó con tan poca anticipación, que ni siquiera se pudo subir la app al Apple Store, para ser descargada desde el sistema operativo IOS. Por lo que de esta forma se tuvo que descargar de manera muy improvisada, lo que además generaba una de las peores vulnerabilidad que un software puede tener: la de ser hackeado. Esto se debió a que se tenía que instalar utilizando códigos de acceso PIN entregados a los voluntarios sin ninguna medida de seguridad.

Estos hechos hacen que en los Estados Unidos se de una discusión sobre cómo equilibrar un profundo sistema federal con estándares mínimos de seguridad y calidad en materia de elecciones, y específicamente en lo que respecta a incorporación de tecnología ya que vulnerar el voto es vulnerar la herramienta más importante de toda democracia.

 

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